martes, 15 de febrero de 2011

A un limonero.

No te encontré en mi patio encalado,
cuando volví en el frío febrero,
retomando de mi tierra el sendero,
de mi diáspora, el camino andado.

Tus entrañas, con acero han talado,
tu alma, segaron de golpe certero.
No puedo imaginarme, no quiero,
el momento en el que te han matado.

El hogar de mi infancia con tu savia,
tu azahar, tus frutos, has regado.
Apenas puedo contener la rabia.

La tristeza conmigo se ha aliado,
llorando, plañidera, tu desgracia,
lágrimas de azahar ha derramado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario