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viernes, 10 de agosto de 2012

Verano sobre la vega.

Cielo oscuro,
luna llena,
olor a tierra mojada,
verano sobre la vega.
La chicharra canta
a la siesta
el pueblo,
de cal blanquea.
Agosto cae firme,
y las acequias refrescan,
los plácidos campos
que serpentean,
aquí y allá
por la vega.
Cae la noche
y una brisa refresca
al tórrido calor
de la canícula extremeña.
Amanece,
y el alba templa,
los calores de la noche,
estrellada y pequeña,
cuya mágica luna
hizo brillar la vieja torre de la iglesia,
reflejándose en sus baldosas
blancas y negras.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Respira la vega.

Respira la vega,
respira,
el aire puro de la primavera.
Respira la vega,
ruidosa,
corre el agua por las acequias,
para que florezcan
los vástagos de las huertas,
y el sol alumbre
las planas tierras,
y los viejos chopos
rían ruidosos en la ribera,
y en la tarde azul,
trasquila y serena,
la vida regale
paz y belleza.
Respira la vega,
y el campo huele a campo,
y la vega a vega,
y mi pueblo a pueblo,
de siembra a siega,
y en la tarde azul,
respira la vega.

lunes, 12 de diciembre de 2011

España.

¡Qué me prediquen con trigo!
¡Qué me prediquen con pan!
¡Qué me prediquen con harina
de libertad!

Qué sus palabras se llenen
de alimentos veraces,
que de sus bocas salga
pan horneado y no sangre.

¡Oh, campos de España!
Tranquilos, invernales,
desiertos, neblinosos,
inertes, terrenales.

¡Oh, gentes de España!
De siesta y duermevela,
de mies mal repartida,
de avaricia enferma.

¡Oh, España!; recoges tu cosecha
desde tiempos sin memoria, ancestrales,
de infames cacicatos, sin mecha,
pólvora mojada, antiguos males.

El oro de Indias desperdigado
por palacetes, por panteones,
esfuerzo de gañanes mitigados
por migajas de recios galeones.

¡Oh, España!
Duermes, bailas, crees, piensas,
amas, oyes, odias, sueñas.

Ora norte fértil y laborioso,
ora sur desesperado y seco;
el sol y sombra de un redondo coso,
un hondo cantar de un hondo flamenco.

Olivares en hileras;
Pinares y un verde prado.
Ensangrentadas banderas,
pendones de un pasado
atrincherado en almenas
de recioviejos poblados.

¡España!
Tan mal gobernada,
cándida y doliente;
de caciques, morada;
de gente corriente,
caldera inflamada.
¡España!

Ruedo, sol, coso, duermevela....
...y esperanza.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un año más...



Un año más,
los yermos campos de España,
se cubrirán de espadaña
y al cielo implorarán,
la lluvia y el pan;
y la nieve en la montaña,
y los versos en las páginas,
de forma inerte caerán;
un año más.

El invierno cruel será,
y en la primavera,
como cantara el poeta,
escaleras buscará,
para subir a la cruz,
el noble pueblo andaluz;
un año más.

Brillará la primavera,
con lirios, con azucenas,
y el cielo azul sonreirá;
y gaviotas volarán,
por el mar y sus riberas,
y en los montes y en las sierras,
el águila reinará;
un año más.

El verano con sus siestas,
con algarabías y fiestas,
a nosotros llegará;
un año más.

Me pondré melancólico,
cuando aparezca el otoño,
por la puerta de atrás.

Y un año más seremos,
hasta que un día
nunca volvamos a ser más.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La llegada del otoño.



Con la llegada del otoño
nos damos cuenta,
de la realidad terrible,
de la realidad cruenta,
de las hojas de los árboles
en la cuneta.

Mañanas de rocío,
noches de neblina.
Otoño crudo, tan frío,
a través de la niebla,
otoño frío, ¡tan frío!
Se me empieza a helar
el alma de sopor y vacío.

Junto a las aguas del río
el viento arrecia.
Presente se hace el otoño
con su apariencia;
las hojas secas y el suelo
tienen querencia;
el viento frío las baila,
con su violencia.

Los pájaros emigran al mediodía,
el viento ya inicia su melodía.

Otoño; preámbulo invernal,
suave muerte del verano,
su destino final.

lunes, 10 de octubre de 2011

Mujer de luto.




Mujer vestida de luto,
perpetuo, como la nieve,
que corona tu cabeza,
tu mirar tierno y decente.

Mujer vestida de luto,
perpetuo como la suerte,
mala, que te encontraste,
tristemente indeleble.

Mujer vestida de luto,
perpetuo, como el celeste
cielo que cubre tu tierra
en la primavera verde.

Mujer vestida de luto,
perpetuo, como tus fuentes,
los ojos que ayer vertieron
tantas lágrimas inertes.

Mujer vestida de luto,
tu recuerdo está perenne,
como tu pelo tan blanco,
tan blanco como la nieve.



(A una mujer de luto que me regalo todo su cariño y toda su protección cuando más lo necesité. Allá donde estés, te quiero, abuela)

lunes, 3 de octubre de 2011

Y dejé atrás...

Y dejé atrás
una vida sencilla,
de calor;
una vida sencilla de centeno
y de agua que corretea por las acequias
de mi vega.

Dejé atrás,
la simpleza de mi pueblo,
el olor generoso de mi campo,
en el atardecer luminoso de la primavera.

Deje atrás,
una pléyade de almas
que se fueron;
que se quedaron
en el aire, en la mente,
en el recuerdo, en la sombra.

Dejé atrás mis recuerdos,
enredados entre las ramas
de los chopos que se asoman
al Guadiana.

¡No dejaré, nunca, nada más atrás!,
me he prometido a mi mismo.

¿Volveré algún día
a por lo que dejé atrás?,
me he preguntado.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La casa de mi infancia.



La casa de mi infancia
está hecha de piedra,
de cal, de madera.
En ella están guardados mis recuerdos,
de piedra, de cal, de madera.

La casa de mi infancia es vieja.

Fresca en los tórridos veranos
de mi tierra.
Caliente en los fríos inviernos.
Acogedora, para acoger mis recuerdos.

Allí estaban mi limonero,
mi pozo blanco,
mi alcoba, donde soñaba
cuando era pequeño.

La casa de mi infancia,
ya no existe.
Se la llevó por delante el tiempo.
Ahora, guardará otros sueños, otros recuerdos,
quizá.

Cuando muera, puede ser que vuelva a ella.
Quizá mi espíritu vagará por su patio encalado,
cerca de mi pozo blanco, y volveré a soñar,
entre sus piedras, su cal, su madera...

martes, 23 de agosto de 2011

Volver al pasado.



Y siento la llamada del viento,
y la voz moribunda del verano,
y las nubes grises del cielo,
y tantos sentimientos encontrados.

Atardecer tranquilo de agosto,
cajón de los recuerdos desordenado,
recuerdos de limpieza, cal y agosto,
recuerdos bajo el sol en patio blanco.
La casa que guardaba mis recuerdo,
perdida anda en las tinieblas del espacio.

¡Oh, quien dos veces pudiera,
nacer y engañar a los años!
¡Quién dos vidas pudiera tener!
¡Quién pudiera contarlo!
¡Qué crueles que son los recuerdos,
que crueles, dulces o amargos!
¡Quién, el tiempo pasado pudiera,
quién pudiera alcanzarlo!

Ahora, aquí, en la tarde azul,
viendo como se va marchitando
la flor calurosa y alegre,
la flor del verano,
pienso si detrás de esta vida,
cuando nos vallamos,
el paraíso, no será, volver a vivir
los veranos pasados.

lunes, 18 de julio de 2011

Caminando por mi vega.

Andando,
caminando a la caída de la tarde por mi vega;
los gorriones revoltosos me saludan, la yerba
ribereña del camino, antes verde, ahora está seca.
El agua de la acequia grande, se desplaza enérgica,
rauda y veloz, formando olas pequeñas,
en busca de fundirse con la parduzca tierra.
En su vigoroso andar hay priesa,
por dar vida a las generosas huertas.
Todo en el aire huele a vega,
a agua que corre por las acequias.

El sol, ahora, menos aprieta.
Pronto se retirará, retomando su vespertina senda.
Un hombre desgarbado, moreno, quemado, aprovecha,
del fuerte sol, mortecino ya, la tregua.
Trabaja agachado hacia la tierra.
Hacia el sur, los pequeños cerros fronterizos nos observan,
observan la quietud de la inmensa llanura de la vega,
en la tarde, que poco a poco, se va apagando serena.
A lo lejos suena el esquilón de la vieja iglesia,
que insistente, llama y, como si de una fábrica fuera
una sirena, los labradores dejan
su lucha, su faena.
Hasta mañana.

Yo sigo andando,
caminando a la caída de la tarde por mi vega.
Me quedo solo, mientras la tarde se va marchando.
Me quedo solo, con el agua que sigue andando,
corriendo veloz para fundirse con los campos.
Me quedo solo con mi vega.

jueves, 7 de julio de 2011

Aquí estoy...



Aquí estoy, pueblo.
Soy aquel que te dejó, una mañana de febrero.
Aquel que errante, se fue tierra adentro.
El que cambió tu suave brisa, por un viento
frío, arisco, desconocido y seco.
Soy quien te recorre, día a día, en sueños.
Soy aquel que despierto,
sueña con volver a ti, una mañana de febrero.
Pasaba por aquí y por aquí te escribo
para decirte:
¡Aquí estoy pueblo!

sábado, 2 de julio de 2011

Llega la noche.



Llega la noche, y las luces del cielo se apagan.
Llega la noche, las luces de los sueños se levantan,
y vuelan desde la pobreza de las casas blancas,
y las mentes de los niños viajan en sábanas
frías, por el calor del hogar apenas calentadas.
Las chimeneas sueltan humos de esperanza,
y la injusta pobreza campea a sus anchas,
y entre las manos de su padre, tan trabajadas,
un niño juega con las melodías que le canta,
ese padre cansado, que con canciones espanta,
a la pobreza encalada

miércoles, 29 de junio de 2011

Verde.



Verde; la luz de tus ojos.
Verde cielo. Verde agua.
Verde. ¡Qué verde es tu reino!
¡Qué verde es tu semblanza!

Verdes; las nubes del cielo.
Verdes, como tus montañas.
Verte de verde yo quiero
en tus mañanas de calma.

Verdes; verdes mis recuerdos,
los ribetes de mi infancia,
en verdes prados de juegos,
en verdes primaveradas.

domingo, 12 de junio de 2011

Me convertiré en aire.



Algún día, mi alma recorrerá
la inmensidad de mis campos, mi tierra,
ora campos de oro y centeno,
ora praderas verdes.

Y volaré errante por el cielo,
y miraré desde lo alto las piedras
desgastadas de las viejas ciudades
henchidas por la gloria.

Formaré parte de las nubes grises,
daré sombra a mi blanco pueblo
y me agua regará las pardas tierras,
siempre tan generosas.

Mi cuerpo tomará forma de aire
y removeré, juguetón, las ramas
verdes de los verdes chopos, que bailan
al pie de las riberas.

Me embriagaré con el etéreo olor
de los rosales, aromas de azahar,
de tomillo, de romero, de laurel.
Aromas de mi tierra.

Y seré feliz todos los instantes
de mi eterna existencia. Feliz
para siempre, jugando en los campos
entre los verdes chopos.

martes, 10 de mayo de 2011

La lluvia de abril.

Fuerte, perenne, basta,
cae la lluvia de abril,
cómo el llanto de un niño,
inconsolable, febril.

Primaverada tierra,
fértil y florecida,
bendita y olorosa
en la tarde gris, tibia.

Cambiante, gris y azul
cielo. Encaprichado
con la fugaz tormenta,
sustentando su gladio.

Caprichosa, traviesa,
danzante bailarina,
la joven primavera,
amante florecida.

Cae la lluvia de abril
sobre los verdes campos;
pero cae tan fugaz,
que ni cuenta nos damos.

martes, 15 de febrero de 2011

Gris Tarde.

La tarde está gris.
Llora el cielo.

Mi tierra está triste
viéndome partir.

Adiós, campos verdes.
Hasta la vista.

En primavera a verte
quiero yo volver.

Pero hoy el cielo llora
por la partida
de este hijo que implora,
pueda algún día
en su tierra descansar.

Eternamente.

lunes, 7 de febrero de 2011

Tarde de febrero

Mi alma rejuvenece.
¡Ha nacido ya febrero!
Los días creciendo están.
Yéndose está el invierno.

Tranquila está la tarde.
Suave brisa que quiere
mecer los verdes ramajes,
de los derechos cipreses.

Verdes.¡Que Verdes trigales!,
que mi camino acompañan,
cuando ya cae la tarde,
mueven sus frágiles almas.

Cielo adornado de seda,
quien puediera a ti llegar,
quien tu inmensidad azul,
pudiera volando surcar.

Se adormece mi alma. ¡Que paz!
todo en el campo respira,
una suave duermevela,
una suave melodía

Febrero va avanzando,
como va avanzando el año.
cercano, ya, el carnaval.
Todo se va transformando.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Por Extremadura.

Desde Gredos voy bajando,
hacia la Vera y el Jerte.
Tus paisajes voy soñando,
llorando por no tenerte.

Me dirijo al medio día
por un ancho y verde prado,
por Monfragüe, Dios me guía,
muestra tu cuerpo sembrado

de mieses, que en primavera
a más tardar en verano,
tras la invernal sementera,
a tus hijos da su grano.

Llego a tu sur, Madre Tierra,
a mi sur, a mi pueblo yo arribo.
Sur, tocado por la guerra.
Sur, soleado. Sur altivo.

Y en tu sur, muero, canto,
sueño, vivo, enfermo,
descanso, camino, me levanto,
amo, vuelo, duermo...

viernes, 26 de noviembre de 2010

Lágrimas para después de un destierro.

Nostálgico y atormentado,
con lágrimas en su mirada,
antes del destierro veía
por última vez su morada.

Ya no paseará en sus jardines,
ni en sus calles, ni en sus plazas.
De jazmín y azahar, sus tardes,
ya no estarán pefumadas.

¿Cuando renunció a su tierra?
¿Cuando regaló su patria?
¿Cuando, de par en par,
abrió al extraño su casa?

Cuando escondió la firmeza.
Cuando bajó la guardia.
Cuando el conquistador, palpó,
una grieta en sus murallas.

Adiós jardines floridos.
Adiós calles, adiós plazas.
Adiós tardes embellecidas,
de azahar y jazmín perfumadas.

Estas manos jamás volverán
a tocar la piedra tallada,
esa con la que los abuelos,
construyeron su atalaya.

Tiempos Pasados.

Vengan a mi bellas tardes,
de abril noches estrelladas.
Vengan a mi tiernos días,
luces de la alborada.

Tiempos pasados fueron,
irrepetibles jornadas,
reposo de la memoria,
reparadora tisana.

En mi lugar, los viejos,
cuentan sus viejas batallas,
su caminar por la vida,
su juventud olvidada.

Cualquiera tiempo pasado
lo elevan sobre un ara,
al que rinden pleitesía,
es de su vejez morada.

Cualquiera tiempo pasado,
dicen, es mejor; ¿qué nada?.
Alabamos el pasado
cundo el presente es cizaña.