martes, 23 de abril de 2013
Un grito.
Y grita la tarde
desde el silencio,
por mi ventana
miro el azul cielo.
Grita mi ser,
quemado por dentro,
a quien sin gritar nada,
guarda silencio.
Grita la vida,
en el firmamento,
nubes blancas que bailan,
entre mis sueños.
Gritan gargantas,
las oigo a cientos,
que poco a poco,
van rompiendo el tedio.
Gritan de blanco,
los muros de mi pueblo,
de cal y limpieza
se vestirán de nuevo.
Hay quien no grita;
no gritan los cuerdos,
los panolis, los tontos,
los gachós y los lerdos.
Hay quien nos dice;
-no gritéis, callemos,
esperad a que el amo
no sea malo y sea bueno-.
Yo os digo; gritad.
Gritemos.
Que el amo nos oiga
gritar en la tarde
desde el silencio,
y romper nuestros yugos,
gritando a cientos.
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