sábado, 6 de junio de 2015

Junio

Me gusta ver venir a Junio,
por los valles de la primavera,
montado en caballo blanco,
flameando su estandarte dorado,
como un jinete mítico.

Me gustan los días largos de Junio,
Y la muerte dulce de la Primavera.
¡Quien pudiera tener una muerte así!,
mirar con orgullo el paso de uno por la tierra,
sabiendo que sus obras, sus buenas obras,
son visibles y evidentes para todos.

Me gusta ir a mi tierra,
a mi vega, eterna y llana,
acompañando a Junio,
y comprobar el verdor de los maizales,
aún pequeños, persistentes y tenaces,
empujados por el agua de las acequias,
la sangre eterna del hermano Guadiana.

Me gusta oler el aire húmedo,
de mi vega, el perfume de la tierra,
fundida con el agua.
Me gusta, al calor de la tarde,
a la caída del sol,
caminando entre campos de tomates,
de frutales, de pimientos...de vida.

Definitivamente me gusta Junio,
a pesar de ser el rejón de muerte de la Primavera,
su estertor, su invierno, su vejez...

¿O es solamente su transformación?...

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