lunes, 7 de diciembre de 2009

Mérida.

Tu cuerpo petreo reflejas
en el inicio del alba,
en ese espejo tranquilo,
el espejo del Guadiana.

De piedra esta hecha tu piel,
de granito que se gasta,
con el correr de los siglos,
que en ti dejaron su marca.

San Servan es tu vigía,
vigía de corta distancia,
desde allí todo tu esplendor,
tu amplitud, casi se palpa.

Emérita por tus legiones,
por tus blasones, hidalga.
Hija de Capitolina,
de ella posees sus marcas.

Otros dos mil años, quiero,
verte como atalaya,
y ver tu reflejo quiero
al espejo del Guadiana.

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