sábado, 16 de julio de 2011

Desengaño.

Engaño desanudado. Mazazo
en el centro de un alma cándida,
que tras caer del guindo, una lapida
bajo la que enterrar tan vil porrazo,

busca que te busca a corto plazo,
con que tapar la muestra escuálida
de amor del engañante. Estúpida
inocencia, diana del flechazo.

¡Pobre de ti, creyente parvulario!
Carne de tocomocho perpetuado,
que repites en el calendario,

tantas veces como el endeudado,
hasta entonces en su armario encerrado,
te declare hundido y tocado.

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