jueves, 10 de mayo de 2012

Pobres y santos.



Me niego a llamar a nadie santo.
Me pregunto por qué hay pobres,
no demando hombres santos,
que mitiguen la pobreza
con una mano,
y con la otra la alienten
quebrantos.
No; yo no quiero llamar a nadie
santo,
ni quiero llevar a nadie
en andas por los campos,
ni que miserables dedos,
empobrecidos y amargados,
quieran tocar el borde
de sus mantos.
Quiero que todos pregunten
por qué pobres hay tantos,
como aquel hombre del Brasil,
que preguntaba llorando:
"¿Por qué hay pobres?"
"¿Por qué hay santos?"
Algunos le llamaron
revolucionario.
Quiero vivir en la tierra de los justos
que preguntan:
¿Por qué hay pobres y santos?.
Quiero vivir
alzando los brazos,
rompiendo cadenas
que atenazan manos.
Quiero respirar el aire limpio
de mayo,
entre las gentes sencillas
que huyen de los santos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario