miércoles, 2 de mayo de 2012

Cuando sea mayo.

Y será la lluvia de mayo
la que limpie las hojas
secas del invierno largo.

Y será la primavera con sus días azules,
quién se lleve por delante el amargo
sabor del cruel e intenso frío,
de los campos helados,
de la frialdad de las viejas ciudades
que bajo sus tejados,
esconden la miseria y la ira,
que los años,
dejaron tras de si, olvidados.

Serán las brisas de mayo,
las que se lleven consigo
los odios olvidados.
Las que limpien
las cimas de los antiguos collados,
las que se lleven las nieblas,
que inundaron,
los valles con sus verdes prados.
Las que preparen el camino
a los cambios,
que raudos,
a lomos de raudos caballos,
traspasarán las murallas
cerradas a cal y canto.

Y los hombres reirán
bajo la lluvia de mayo,
y mojará sus cabezas,
y alzarán los brazos.

Y los niños reirán,
y acojerán jugando,
a la luz primaveral
de las tardes de mayo.

Y seremos libres,
cuando sea mayo,
y su brisa mueva
la quietud de los campos.

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