lunes, 24 de junio de 2013

Somos hijos del sudor.

Somos hijos del sudor, del calor de la tierra,
de los olivos verdes, de la dura faena.
Somos hijos de los ríos, que con el alma serena,
en el verano recorren tranquilos los surcos de nuestra tierra.
Somos espíritu errante, somos almas inquietas,
navegantes tierra adentro, buscando el dorado en la sierra.
Somos vino y guitarra, sopor y siesta,
somos fiesta y alegría, campana en toque de pena.
Somos tardes azules, en campas doradas e inmensas,
campas fértiles de trigo, de vid, de centeno, de avena,
campas mal repartidas, cuya harina nos fue ajena.
Somos aire seco en la era,
somos agua fresca en la alberca,
somos los hijos del sudor de la dura faena,
a los que hubo que alimentar a pesar de la pena,
del dolor, del calor de la tierra,
con espíritu errante, buscando el dorado en la sierra.

2 comentarios:

  1. ¿Dónde andas Viriato?, te has estancado en este bonito verso y has roto la frecuencia con que publicabas tus trabajos. Con mucha frecuencia sigo entrando en tu blog con la esperanza de leer alguna nueva narración de las tuyas, esas que tanto me hacen pensar y comparar sus contenidos con los que han sido también mis comienzos, la verdad es que se parecen mucho...
    Espero que todo vuelva a la normalidad y que esto haya sido un parón vacacional.

    Cordial saludo

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  2. Hola amigo. Ahí ando, estancado. Aunque ya tengo algo para volver a publicar. El tiempo, la inspiración. En fin, ya sabes. Un cordial saludo y gracias.

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