martes, 11 de junio de 2013

Habla la tarde.

Me habla la tarde serena y tranquila. Me está hablando.
A lo lejos suenan los sones metálicos del campanario.
Mi pueblo saluda a la tarde de mayo,
vestido de cal; impoluto y blanco.
Camino por la tarde azul de mayo,
dirijo mi camino al cementerio, templo del eterno descanso.
Visito a los que me amaron.
La tarde es de la luz, y de la luz es el camposanto,
tan tranquilo y callado,
cómo es de la luz mi pueblo, blanco y encalado.
Lanzo al aire una oración y un llanto silencioso y cerrado.
Me despido.
Camino brevemente hasta mi pueblo blanco.
Me despido de la tarde, agitando la mano.
La esperaré mañana para continuar hablando,
con mis pensamientos en la tarde de mayo.

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