martes, 4 de febrero de 2014

Sembrando y recogiendo.

Sembraron cardos y espinos,
y esperaron al verano;
cielo azul, calor temprano,
polvo eterno en los caminos,

que manchaba los destinos
del pueblo tranquilo y llano,
que esperaba obtener grano,
seda, algodones y linos.

Todo el trabajo fue en vano;
obtuvieron desatinos,
grandes cómo un altozano.

Los mansos y los cansinos,
airados alzan la mano,
torcer quieren sus caminos,

hacia veraces futuros,
fuera del ruin cortijo,
y sus derruidos muros.

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