La inspiración a horas perdidas,
a tu ritmo me llena en la tarde,
rota por la ciudad en la que arde,
mi pena y mi añoranza fenecidas.
Silencio, de fronteras definidas,
sin embargo cada día haces alarde,
e incitas a que el recuerdo escarde,
en mi mente sus yerbas preferidas.
En un silencio eterno viviremos,
si vivir, es vivir cuando se muere,
mientras, al silencio acudiremos,
como acude el sediento a la fuente.
Nuestra sed de silencio saciaremos
antes de apagarnos eternamente.
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