lunes, 12 de octubre de 2009

El Sur.

El que baila alegre danza,
bajo el cielo del verano,
que toca fuerte sus palmas,
que a Dios habla esperanzado.

Que en primavera sus galas
luce. Galas de oro y blanco,
que relucen como alhajas,
en un cuello aceitunado.

Que labora en tierra parda,
en mar de tono azulado,
tras paredes encaladas,
con mirar esperanzado.

El que mora en la cañada.
El que en valle ondulado,
saca el vino de la parra,
y riega con el su fracaso.

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