lunes, 16 de abril de 2012

Muere el viejo ciprés.



El viejo ciprés que habitaba
en el cementerio dorado,
moría un poco más cada día,
mientras en el verde prado,
crecían sublimes,
flores de color morado.

Viejo ciprés que reinabas
adulado por los cuervos,
bañado por el eterno sol,
mecido por el eterno viento.
A una flecha, semejante,
que amenazara el cielo.
Tu reino tan terrenal,
por fin va llegando a su término.
Tú que tanto resistías,
vérdemente al invierno.
Ahora te lloran ciprés,
las almas del cementerio,
de donde eras guardián,
del valle mortal, cancerbero.
Cayó tu reino, ciprés,
cayó como cae el invierno,
vencido por la primavera
que trae a este cementerio,
suaves brisas renovadas,
en el abril sereno.

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