Y será hoy cuando el rayo alumbre
mi ventana;
cuando los poetas lloren sus odas
más amargas;
cuando el viento en la noche oscura,
la montaña
abandone, y agite los árboles
con sus ramas.
Será hoy; no será mañana.
Y hoy será, cuando los malos ganen
su batalla;
cuando sus ejércitos asolen
las entrañas
de la ciudad. Y sus gentes huirán,
se agarrarán
a una tabla, que resultará ser
tabla rasa.
Será hoy; no será mañana;
cuando la voz que en el desierto
llora y clama,
agite con su fuerza los cimientos,
atalayas,
o se canse de una vez por todas
y se vaya,
donde sea escuchada por fin,
su tonada.
Será hoy; no será mañana.
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