miércoles, 29 de junio de 2011

Verde.



Verde; la luz de tus ojos.
Verde cielo. Verde agua.
Verde. ¡Qué verde es tu reino!
¡Qué verde es tu semblanza!

Verdes; las nubes del cielo.
Verdes, como tus montañas.
Verte de verde yo quiero
en tus mañanas de calma.

Verdes; verdes mis recuerdos,
los ribetes de mi infancia,
en verdes prados de juegos,
en verdes primaveradas.

2 comentarios:

  1. Qué refrescante tu poema, en estas tardes estivales en que todo se quema y se torna amarillo.

    Sabes dónde sentí, hace poco, esa sensación de verdor por doquier? En algunos pueblos irlandeses.

    Un abrazo!

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  2. Los que vivimos en la meseta, y sufrimos este tórrido verano del interior, el verde sólo lo podemos imaginar, inventar, soñar con el.
    El verdor al que te refieres lo disfruté hace poco en Asturias. Ese verde del paisaje atlántico.
    Para mi el color verde es muy importante. Mi infancia se desarrolló entré el verdor del campo extremeño.
    Los ojos de mi novia también son verdes, grandes y expresivos.
    Como ves me apunto al verde.
    Saludos.
    Viriato.

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