viernes, 28 de septiembre de 2012

El río que se va y nos deja.

Y el río lleva
en su cuerpo, la alegría
de la primavera;
y arrastra con su impulso,
las penas.
Y los peces bailan
entre las peñas,
y los chopos curiosos,
en sus aguas se reflejan,
y algún tronco acompaña al río,
en sus idas, hacia las eternas
aguas de la inmensidad
de la mar serena.
El río va tranquilo,
y el viejo puente se queja,
del paso del tiempo
por sus augustas piedras,
mientras la ciudad vecina
se despereza.
El río va camino de
la luna llena,
buscando la mar,
y su inmensidad serena,
y los peces bailan
entre las peñas...

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