Alegre dama de cabello rubio,
grácil figura y plácidos andares,
tiernos pies que pisan los lodazales;
restos del invierno largo y turbio.
A veces días de lluvia; ¡diluvio!,
sobre la tierra dejan verdes lares.
Cruces de mayo, floridos altares,
tardes serenas, etéreo efluvio.
Divina naturaleza versada.
Rejón de muerte, en el cuerpo, clavado,
inerte y pétreo, del invierno.
Duermevela de mi alma relajada,
camino de un paraíso soñado,
lentamente me aleja del infierno.
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