Fuerte, perenne, basta,
cae la lluvia de abril,
cómo el llanto de un niño,
inconsolable, febril.
Primaverada tierra,
fértil y florecida,
bendita y olorosa
en la tarde gris, tibia.
Cambiante, gris y azul
cielo. Encaprichado
con la fugaz tormenta,
sustentando su gladio.
Caprichosa, traviesa,
danzante bailarina,
la joven primavera,
amante florecida.
Cae la lluvia de abril
sobre los verdes campos;
pero cae tan fugaz,
que ni cuenta nos damos.
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