sábado, 26 de septiembre de 2009

Días de escuela

Días de escuela, de infancia perdida en un tiempo lejano. Bajo el calor de la tarde primaveral, los niños sueñan con su libertad, entre las palabras doctas del maestro. Es una vieja escuela, de paredes impregnadas de humedad, llenas de los infantes, que mañana serán, o no serán. Fuera, en la calle, agenas a las palabras del maestro, las golondrinas cantan. Dentro, agenos a las palabras del maestro, los niños escuchan el canto de las golondrinas. El maestro, ageno a los cantos de las golondrinas y a los sueños de los niños, pide un poco de atención. El ambiente huele a libros, a tiza, a humedad, al humo del tabaco del maestro. Delante, en las primeras filas, se sientan los más aplicados, los menos soñadores, los poco traviesos. El resto se sienta atrás. El maestro los mira, y piensa en el mañana de los que tiene delante suyo. Piensa que ellos, serán labriegos, como sus padres, como sus abuelos. Piensa que ellas, encontrarán un labriego, para casarse, y el adiestrará a sus hijos, como intenta ahora adiestrar a sus padres, como adiestró ayer a los que hoy son padres de estos pequeños labriegos del mañana. Fuera, las golondrinas cantan.

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