Iba con su pelo blanco,
siempre vestida de negro
La dureza de los años,
no amilanaron su cuerpo.
Dio vida a siete vástagos,
cuatro le sobrevivieron.
Y en la vejez de sus años,
dió vida a algunos nietos.
A veces pienso, llorando,
si de verdad existe el cielo,
allí estará descansando,
de tanta desdicha y miedo.
Se fue hace ya diez años,
diez años de recuerdos.
El tiempo pasa rápido,
y el desconsuelo muy lento.
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